Recuerdos imborrables conectados al caos de Hong Kong
Hong Kong siempre me ha parecido un lugar mítico. La isla de Hong Kong es una mezcla de edificios, rincones y recovecos que aglutinan años de recuerdos del Hong Kong Sevens.
Este año, las cosas son muy diferentes. El nuevo Estadio Kai Tak empezará a forjar su propia historia en el HSBC SVNS ahora que el torneo se ha trasladado del querido Estadio de Hong Kong, su sede durante más de 30 años.
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Todos mis recuerdos del torneo transcurrieron en ese viejo césped. En mi primera salida, quedé notablemente mal parado tras un choque con el ex tercera línea de Samoa, Alafoti Fa'osiliva. Recuerdo la final perdida contra Nueva Zelanda, otra vez... y nunca sentí tanta energía, ni tanta presión, como calentando en el área frente a la famosa Tribuna Sur.
Para muchos, los olores a menudo despiertan nostalgia; para mí, el olor a basura me recordará para siempre los momentos gloriosos de mi carrera en Hong Kong.
Los vestuarios masculinos del antiguo estadio estaban cerca de las basuras, y el olor a la basura y a los que allí nos cambiábamos intensificaba a medida que avanzaba el fin de semana. Incluso hoy, ese aroma inconfundible me transporta a la potencia de los focos y al césped húmedo del primer partido de la la fase de grupos un viernes por la noche en uno de los estadios más emblemáticos del mundo.
Al bajar del autobús llegando del aeropuerto en 2012, sentí por primera vez la humedad de la ciudad. Había estado mirando por la ventana el famoso puerto y el gran crucero que atracaba. Salí de la relativa calma del autobús del equipo y me sumergí de inmediato en el ruido: fue la primera impresión de la magnitud de este evento con entradas agotadas en el que iba a participar.
Poco después de nuestra llegada ese año, sacamos de las maletas nuestros uniformes de la selección inglesa. No estaban hechos a medida y el mío era demasiado grande —y no como se usa hoy la ropa, oversize—, pero aun así estaba emocionado.
Hong Kong era especial y llevamos traje al torneo - el único al que lo llevamos. Nos pusimos nuestras mejores galas, nos atamos las corbatas rojas sobre camisas mal planchadas y nos dirigimos al St. George's Lunch.
Este era un evento habitual en la programación previa al torneo para la comunidad inglesa en Hong Kong y fuimos invitados. Mientras todos disfrutaban de una comida abundante, regada con vino tinto, a los jugadores nos dieron pasta, pechuga de pollo y brócoli bajo las instrucciones de nuestro Preparador Físico.
Un señor me preguntó sobre nuestras posibilidades. Le respondí que teníamos un equipo fuerte, a lo que respondió: "¡Más te vale ganar o no te invitarán el año que viene!". Creo que bromeaba.
La intensidad de la ciudad durante la Semana del Seven es algo digno de admirar. Me costaba mucho controlar el bullicio y a menudo buscaba un momento de tranquilidad.
Hay espacio para un momento de paz en el ferry que va de la isla de Hong Kong a tierra firme. Solíamos recorrer este corto tramo de agua para entrenar y volver. Era una forma refrescante de moverse y un viaje en barco que te hacía sentir, momentáneamente, separado del calor, tanto literal como metafórico.
Todo estuvo bien, excepto en una ocasión: una vez, íbamos corriendo para coger el siguiente barco en grupo y llegar a nuestro turno en el campo de entrenamiento. Con las prisas por coger las fichas para subir al ferry, hubo confusión.
Al llegar al otro lado de la bahía, descubrimos que nos faltaba un jugador. ¿De quién fue la culpa? Lo resolvimos en el bar después del torneo.
Sentirse perdido en Hong Kong es fácil para los viajeros. Sus calles estrechas y sus imponentes manzanas pueden desorientarte.
Luego están los mercados nocturnos de Mong Kok y Temple Street, llenos de delicias locales que no deberías comer antes de un torneo y recuerdos que definitivamente no necesitas.
En una de mis primeras visitas, Marcus Watson y yo volvimos del mercado con una tetera de té verde y un reloj de bolsillo cada uno. La tetera la usé una vez en 12 años. Y el reloj de bolsillo...nunca!
Todos son buenos recuerdos. En su mayoría, eso es lo que te deja la semana del Hong Kong Sevens. Por supuesto, en algunos casos, la gente se marcha con muy pocos recuerdos de lo que sucedió...así se comportan!
Un zumbido místico y febril invade la ciudad de Hong Kong esta semana, convirtiéndose en un crisol de momentos inolvidables. La Semana del Sevens es donde se forjan recuerdos para toda la vida en medio del caos.
Buen comienzo, Kai Tak Stadium...